EL CONFLICTO SUCESORIO DE ENRIQUE IV (1468-1479):
ISABEL LA CATÓLICA Y JUANA LA BELTRANEJA.
El sucesor natural de Enrique IV sería su hermano Alfonso, pero la repentina muerte de éste en 1468, dejó a Castilla en una difícil situación: las posibles candidatas al trono eran Isabel, hermana de Enrique IV, y Juana, supuesta hija del Rey, aunque muchos sospechaban, ya entonces, que su verdadera paternidad correspondía a Beltrán de la Cueva, por eso la llamaban la Beltraneja.
La nobleza castellana acordó, en el llamado pacto de los Toros de Guisando (septiembre de 1468), proclamar a Isabel como la llamada a suceder en el trono.
TOROS DE GUISANDO
El matrimonio de Isabel con Fernando de Aragón, celebrado sin el beneplácito real, sirvió de pretexto a Enrique IV para anular el pacto de los Toros de Guisando y proclamar a su hija Juana como heredera de la Corona de Castilla.
Tras la muerte de Enrique de IV, ocurrida en diciembre de 1474, Isabel se proclamó reina, lo que provocó una guerra entre los partidarios de las dos pretendientes.
En Galicia, el primero en mostrarse claramente partidario de Isabel fue el Arzobispo Fonseca, seguramente en busca del apoyo que había perdido en la nobleza gallega. Junto a él se sumaron, desde los primeros momentos, el Conde de Lemos y el de Monterrey.
Pedro Madruga, en cambio, se postuló por Juana, que había contraído matrimonio con Alfonso de Portugal, con quien el de Sotomayor mantenía excelentes relaciones desde que residió allí huyendo de los Irmandiños y casó con la portuguesa Teresa de Tavora.
Diego de Andrade, Lope Sánchez de Moscoso y el Mariscal Suero de Sotomayor no querían abandonar a Pedro Madruga, al que tanto debían en la recuperación de sus tierras, pero las primeras victorias del bando isabelino inclinaron la balanza a su favor y Madruga quedó sólo con los portugueses.
En 1476 los portugueses sufrieron una dura derrota en la batalla de Toro, donde los Castellano-Aragoneses contaron con las tropas de los Condes de Lemos y Monterrey.
VERRACO CELTIBÉRICO EN TORO
En octubre de 1476, el Arzobispo Fonseca, apoyado por los dos nobles más afines a Isabel (el Conde de Lemos y el de Monterrey) consiguió cercar a Madruga en Pontevedra. Poco después se unió el Mariscal Pardo de Cela, yerno del Conde de Lemos. Sin embargo, Pedro Madruga consiguió burlar el cerco y se desplazó a La Coruña para procurar abrir el puerto a los portugueses. No lo consiguió porque cayó en manos del Conde de Benavente que lo tuvo preso durante un año.
Teresa de Tavora, esposa de Madruga, procuró mantener Pontevedra en su poder, pero tuvo que abandonarla en agosto de 1477 y el Arzobispo Fonseca la tomó en nombre de los Reyes Católicos. El prelado estableció allí su Cuartel General y acabó apoderándose de Puente Sanpayo, Baiona, Vigo y los Castillos de Trinidad y Santa María de Alba.
CASTILLO DE SOTOMAYOR EN BAIONA.
Fotografía de Pablo Bermúdez de Castro y Blasco.
A principios de 1478, el rey de Portugal consiguió liberar a Pedro Madruga a cambio de dos caballeros leales a los Reyes Católicos (1).
Aunque la causa de la Beltraneja estaba perdida (2), Pedro Madruga continuó el conflicto, probablemente convertido ya en un asunto particular. En menos de un año recuperó sus dominios, apresó a García Sarmiento, Señor de Sobroso, y dio muerte a Tristán de Montenegro y Gregorio de Valladares a los que acusó de traidores.
En 1479, Castilla y Portugal firmaron las paces y los Reyes Católicos se consolidaron como monarcas de Castilla y Aragón (3). Las cosas cambiarían mucho, a partir de entonces, en Galicia: en los años siguientes falleció sin hijo varón el Conde de Lemos, y el Mariscal Pardo de Cela y Pedro Madruga fueron ejecutados.
Datos de:
1.- PARDO DE GUEVARA, Eduardo: El Mariscal Pardo de Cela. Editorial Alvarellos. Lugo, 1981. Páginas 129-138.
2.- PARDO DE GUEVARA, Eduardo: Los Señores de Galicia. Fundación Pedro Barrié de la Maza. La Coruña, 2000. Página 398.
3.- ARMAS CASTRO, José: Pedro Madruga. Gran Enciclopedia Gallega. Edita: Silverio Cañada. 1985. Tomo 24. Página 126.