GENEALOGÍA BERMÚDEZ DE CASTRO
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VICTORIA SEÑORIAL CONTRA LOS IRMANDIÑOS (1469).

 

 

         La iniciativa para acabar con el dominio irmandiño en Galicia partió, muy probablemente, de PEDRO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR, llamado PEDRO MADRUGA porque madrugaba moito cando facía as súas cabalgadas (1).

 

         Este caballero, hijo ilegítimo de FERNÁN YÁÑEZ DE SOTOMAYOR, no estaba llamado, en principio, a suceder en la Casa de Sotomayor a su padre porque ese puesto estaba reservado para Álvar Páez de Sotomayor, hijo legítimo de Fernán.

 

         Como otros muchos segundones de Casas importantes gallegas, Pedro Madruga optaría por la vida religiosa: en palabras de Vasco de Aponte, tiña que ser clérigo (1). El propio Enrique IV, en las instrucciones secretas transmitidas durante el cerco de Santiago de 1466, desvela sus planes para Pedro Madruga: Direles a Bernaldiánez, mi vasallo, que si servicio e plazer me ha de hacer, luego se conforme e confedere con Álvaro de Sotomayor, post poniendo toda qüestión e debate que entre ellos sea, e ansí confederados se apoderen de la ciudad e villas de todo el arzobispado de Santiago y lo entreguen a Pedro Álvarez de Sotomayor, e le ayuden con sus gentes a cobrar la posesión e fortalezas dél, porque mi voluntad determinada es que él sea Arzobispo de Santiago…(2)

 

         La Revuelta Irmandiña de 1467 y la muerte sin sucesión de Álvar Páez de Sotomayor en 1468, convirtieron a Pedro Madruga en sucesor de la Casa de Sotomayor. Exiliado a Portugal, huyendo de los irmandiños, casó allí con la portuguesa Teresa de Tavora y fue nombrado Conde de Camiña. Sus dotes militares y su buena relación con la corte portuguesa le permitieron reunir un ejército suficiente para enfrentarse a los irmandiños (3).

 

         Esperó el momento adecuado y lo encontró en la primavera de 1469 cuando decidió entrar en Galicia por el sur (4). El primer encuentro con los irmandiños se produjo en el Castro de A Framela donde, gracias al uso de arcabuces y otras armas de fuego que hasta entonces no se habían visto en España, consiguió vencer a los cerca de 5.000 irmandiños que esperaban su llegada.

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         El objetivo siguiente se situaba en Santiago de Compostela, donde los irmandiños, a las órdenes de Pedro Osorio, habían establecido su capital. Las tropas de Madruga debían atravesar Pontevedra para llegar a Santiago, pero los irmandiños, capitaneados por Lope Pérez de Mariño, hijo de Payo Mariño de Lobeira, esperaban agazapados en la ciudad pontevedresa.

 

         Pedro Madruga consiguió despistarlos evitando el enfrentamiento y, aprovechando el reflujo marino, vadeó con su gente el río Lérez llegando a Santiago sin pasar por Pontevedra.

 

         Pedro Osorio, al ver llegar a Madruga, huyó de Santiago pero fue apresado, poco después, por Diego de Andrade.

 

         Los irmandiños, sin Pedro Osorio, parecía que entregarían Santiago rápidamente. Sin embargo, no fue así; Pedro Madruga no quiso perder tiempo en Santiago y encargó el cerco al que más experiencia tenía: al Arzobispo Fonseca, que había llegado en ayuda de Madruga animado por sus éxitos militares. Dos meses más resistieron el cerco los irmandiños de Santiago hasta que se la entregaron al Arzobispo, no sin antes conseguir que éste jurase guardar los usos y costumbres que la ciudad tenía (5).

 

         Mientras tanto, Pedro Madruga había seguido camino de Pontedeume en busca de Alonso de Lanzós, al que hallaron reclutando irmandiños en las cercanías de Castro Gundían, donde se tuvo que refugiar. De camino, Pedro Madruga fue incrementando su ejército con el apoyo de los señores que habían permanecido en Galicia durante la dominación irmandiña: Lope Sánchez de Moscoso, Gómez Pérez das Mariñas y el recién liberado Sancho Sánchez de Ulloa.

 

         Alonso de Lanzós resistió hasta la noche y, según la costumbre, suspendieron la lucha hasta la salida del sol. A la mañana siguiente, Diego de Lemos acudió en auxilio de su compañero irmandiño pero, cuando llegó, se encontró con que Alonso de Lanzós había huido aprovechando la oscuridad de la noche. Tras una discusión verbal por la que estuvieron a punto de llegar a las armas Gómez Pérez das Mariñas y Diego de Lemos, la mediación conciliadora de Pedro Madruga promovió la retirada pacífica de Diego.

 

         Alonso de Lanzós se quedó solo en Pontedeume. Fue apresado por Fernán Pérez Parragués que, a su vez, se lo entregó a Fernán Pérez de Andrade. La aventura irmandiña llegó a su fin.

 

         

Datos de:

 

1.- APONTE, Vasco de; Relación de Algunas Casas y Linajes del Reino de Galicia. Hemos manejado la edición parcial titulada Pedro Madruga. Edición Castrelos. Vigo. 1972. Página 16.

 

2.- Carta publicada en PARDO DE GUEVARA, Eduardo: Los Señores de Galicia. Fundación Pedro Barrié de la Maza. La Coruña, 2000. Página 364.

 

3.- ARMAS CASTRO, José: Pedro Madruga. Gran Enciclopedia Gallega. Edita: Silverio Cañada. 1985. Tomo 24. Páginas 125 y 126.

 

4.- El relato del conflicto ha sido extraído de:

         - BECEIRO PITA, Isabel. La Rebelión Irmandiña. Akal Editor. 1977. Páginas 154-160.

         - PARDO DE GUEVARA, Eduardo: El Mariscal Pardo de Cela. Editorial Alvarellos. Lugo, 1981. Páginas 82-85.

 

5.- Según uno de los testimonios del pleito Tavera-Fonseca recogido por PARDO DE GUEVARA, Eduardo: El Mariscal Pardo de Cela. Editorial Alvarellos. Lugo, 1981. Página 83.