REBELIONES NOBILIARIAS EN EL REINO DE LEÓN (Siglo X).

         Al tiempo que el reino de Astur-leonés fue recuperando extensión territorial, así crecía, también, la prole emanada de las primeras dinastías reinantes. Los miembros de esa prole fueron ocupando los primeros puestos de la corte palaciega (comes palatii) tejiendo una aristocracia tímidamente jerarquizada en cuya cúspide se encontraba el cabeza de linaje y sus sucesores. Estos magnates encargados de las tareas administrativas, políticas y militares de un determinado territorio, se convirtieron en caudillos de su propia estirpe cuyo ejército podía inclinar la balanza de la victoria de uno u otro candidato al trono (1). Por todo ello, los condes se convirtieron en peones decisivos de los conflictos dinásticos.

         Los hijos de Alfonso III dividieron el reino Astur en el año 910 y se lo repartieron: García se encargó del reino de León, Ordoño II de Galicia y Fruela de Asturias. Cuando murió García, en el año 914, Ordoño II anexionó el reino de Galicia al de León.

Esquema de los primeros reyes de León y su

parentesco con los Vermúdez de Cea.

Para entonces, las principales dinastías condales ya empezaban a asentarse en sus territorios:

- La familia de San Rosendo, antepasados de los Condes de Traba, al norte de Galicia;

- Los Vermúdez, en el territorio de Cea;

- Los Benigómez, en Saldaña;

- Los Condes de Castilla, en su territorio.

(Pincha los nombres subrayados para ver el parentesco de cada una de

 estas dinastías con Los Bermúdez de Castro).

         Ordoño II resultó ser un rey enérgico y combativo, especialmente con los musulmanes. Hacia el año 920 se dispuso a reclutar guerreros para la batalla de Valdejunquera y solicitó la ayuda de los principales condes. Acudieron los condes Galicia (2) (entre los que estarían los miembros de la familia de San Rosendo) y también estaría VERMUDO NÚÑEZ, Conde de Cea, al que el rey llamaba “Fideli nostro” (3), pero no lo hicieron ALMONDIR ALBO y su hijo DIEGO, quienes Margarita Torres identifica como MUNIO GÓMEZ y DIEGO MUÑOZ, Condes de Saldaña . Tampoco acudió NUÑO FERNÁNDEZ, Conde de Castilla y tío de FERNÁN GONZÁLEZ (4).

Parentesco entre los reyes de León y las principales dinastías condales.

         Ordoño II encarceló a los que no le habían apoyado (4), lo que supuso el comienzo de una serie de maniobras político-militares de las dinastías condales que, apoyando a uno u otro candidato, hacían y deshacían a su antojo en la corte leonesa: en la disputa por el trono del año 932 entre los hermanos Alfonso IV y Ramiro II (hijos de Ordoño II), DIEGO MUÑOZ (Benigómez) se mostró como el más decidido partidario de Alfonso IV pero, tras la muerte de ese monarca, se unió al grupo de nobles que reconocía como sucesor a Ramiro II (5); VERMUDO NÚÑEZ, Conde de Cea, consiguió también pronto el perdón de su pariente y antaño enemigo Ramiro II (6); MUNIO GUTIÉRREZ (de la familia de San Rosendo) también apoyó a Alfonso IV (7).

Poco después, en el año 939, combatieron junto a Ramiro II contra los musulmanes VERMUDO NÚÑEZ, Conde de Cea, DIEGO MUÑOZ, Conde de Saldaña, y FERNÁN GONZÁLEZ, Conde de Castilla, en la batalla de Simancas (8).

         La recompensa del monarca no debió satisfacer las aspiraciones de los magnates pues en el año 943 se levantaron en rebeldía DIEGO MUÑOZ y FERNÁN GONZÁLEZ lo que provocó la ira de Ramiro II que los encarceló y despojó de sus territorios temporalmente (9).

La revuelta alcanzó el territorio de Cea, controlado por VERMUDO NÚÑEZ, quien sofocó eficazmente el foco castellano encabezado por Dompatre, cuyas tierras fueron confiscadas y donadas al Conde de Cea en agradecimiento por su fidelidad en ese episodio (10).

         Una vez resuelta la rebelión, Ramiro II liberó a DIEGO MUÑOZ y FERNÁN GONZÁLEZ después de haber jurado fidelidad al rey (9). En la negociación pudo estar incluido el matrimonio de Ordoño III, hijo de Ramiro II, con URRACA FERNÁNDEZ, hija de FERNÁN GONZÁLEZ (11).

         Tras el fallecimiento de Ramiro II, Ordoño III subió al trono pero su hermano Sancho intentó arrebatárselo con ayuda de FERNÁN GONZÁLEZ en el año 955. No lo consiguieron y tuvieron que esperar a la muerte de Ordoño III (9).

         Cuando Sancho I reinaba, FERNÁN GONZÁLEZ volvió a sublevarse en apoyo del siguiente candidato, Ordoño IV, que se había convertido en su yerno al casarse con URRACA, viuda ya de Ordoño III. Tampoco lo consiguieron y FERNÁN GONZÁLEZ fue hecho prisionero, una vez más, y conducido a Nájera en el año 960 (12). A pesar de todo, FERNÁN GONZÁLEZ consiguió unificar el condado de Castilla.

         Pero si la nobleza influyó decisivamente en los procesos dinásticos, en la sucesión de Sancho I resultó determinante: este rey murió asesinado envenenado por GONZALO MUÑOZ, de la familia de San Rosendo (13). Su hijo Ramiro III estaba llamado a sucederle pero apenas contaba cinco años de edad, por lo que se produjo una guerra civil entre los que apoyaban al rey legítimo y los que querían que reinara su primo Vermudo Ordóñez. Éste último contaba con gran parte de la nobleza gallega mientras Ramiro III era seguido por los condes castellanos (14): los Benigómez, representados en ese tiempo por GÓMEZ DÍAZ, apoyaban a Ramiro III (14) y también PEDRO FERNÁNDEZ, Conde de Cea (15); GARCÍA FERNÁNDEZ, Conde de Castilla como hijo de FERNÁN GONZÁLEZ, se mantuvo neutral (16).

TABLA DE AFINIDADES DE LAS DINASTÍAS CONDALES EN EL SIGLO X

         La victoria final de Vermudo II, tras varios años de guerra, trajo importantes cambios en la nobleza castellano-leonesa que creemos que deben ser analizados, con más detenimiento, a continuación.

Datos de:

1.- TORRES SEVILLA-QUIÑONES DE LEÓN, Margarita: Linajes Nobiliarios en León y Castilla (Siglos IX-XIII). Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura. 1999. Páginas 415-417.

2.- GONZÁLEZ D´A SILVA, Teresa: Ordoño II. Gran Enciclopedia Gallega. Silverio Cañada editor. Santiago. 1984. T. 23. Pág. 62.

3.- TORRES SEVILLA-QUIÑONES DE LEÓN, Margarita: Linajes Nobiliarios en León y Castilla (Siglos IX-XIII). Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura. 1999. Página 46.

4.- Ídem páginas 209 y 238.

5.- Ídem página 241.

6.- Ídem página 50.

7.- Ídem página 309.

8.- Ídem páginas 50, 211 y 241.

9.- Ídem página 211.

10.- Ídem página 51.

11.- Ídem páginas 211 y 242.

12.- Ídem página 212.

13.- Ídem página 311.

14.- Ídem página 253.

15.- Ídem página 71.

16.- Ídem página 214.