GENEALOGÍA BERMÚDEZ DE CASTRO
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EL CONDE DE TRABA, EL OBISPO GELMÍREZ Y ALFONSO VII

 

        Cuando Raimundo de Borgoña fue proclamado Conde de Galicia (año 1090), eligió como canciller y secretario de la curia a Diego Gelmírez, que ya era canónigo de la catedral de Santiago. Diez años más tarde (año 1100) fue elegido obispo de Compostela y administrador del señorío jacobeo. Como buen feudal de la época, Gelmírez adjudicó los puestos más importantes a los familiares más cercanos: su hermano gemelo, Munio, ocupó el puesto de tesorero del Cabildo Catedralicio y fue tenente de los castillos del Oeste y A Lanzada y jefe del ejército de la Tierra de Santiago (princeps militie); su otro hermano, Gundesindo, se encargó del gobierno de la ciudad de Santiago, que ejercía como merino o juez superior; otro de los hermanos, Juan, fue Canónigo de la Catedral y su sobrino Pedro fue Deán del Cabildo (1).

        Tras la coronación de Alfonso Raimúndez (hijo de Raimundo de Borgoña y de la infanta Urraca), el ejército de Pedro Fróilaz, Conde de Traba, se unió al de Diego Gelmírez, y marcharon hacia Lugo dispuestos a someter al reino de León (octubre de 1111). No hizo falta ejercer la violencia en Lugo pues la ciudad reconoció pronto al rey-niño (aun no alcanzaba los diez años de edad). Los problemas comenzaron en las cercanías de León: las tropas gallegas acamparon en Villadangos dispuestos a reunirse con la reina Urraca en León al día siguiente. No pudo ser: Alfonso I de Aragón, ex marido de la reina Urraca, se anticipó al encuentro y sorprendió a los gallegos al amanecer rodeando el lugar donde estaban acampados. La batalla fue dura y sangrienta: Pedro Fróilaz de Traba fue capturado pero Gelmírez logró escapar con el rey-niño y consiguió llegar a León donde la madre, Urraca, los cobijó (2).

 BATALLA DE VILLADANGOS

           A principios de 1112 se alcanzó un inestable acuerdo gracias al cual, y al pago del rescate, el Conde de Traba fue liberado (2): Urraca contaba con el apoyo de Pedro Ansúrez, Suero Vermúdez, Pedro González de Lara, Diego López de Haro y Fernando García de Hita, es decir, los principales dominantes de la parte occidental del reino (3). Por su parte, Alfonso I controlaba La Rioja y el sector oriental castellano con plazas tan destacadas como Toledo, Castrojeriz, Carrión y Burgos (3).

        En los meses siguientes (abril y mayo de 1112) se pudo disfrutar de suficiente calma como para que se conserven documentos gallegos en los que aparece Pedro Fróilaz de Traba confirmando donaciones de la reina Urraca.  El de Traba aparece como Petrus Froilaz, comes in Gallecia, conf. (4).

        Al año siguiente (mayo de 1113) el Conde de Traba recibió, a través del obispo Gelmírez, una petición de ayuda de la reina Urraca para defenderse de las tropelías cometidas por Alfonso de Aragón en León, Carrión, Sahagún y Burgos. El 30 de mayo el Conde de Traba partió con su ejército acompañado por Gelmírez, Rodrigo Vélaz, Gutierre Bermúdez y Munio Peláez. Se encontraron con la reina en Carrión. Decidieron sitiar Burgos y marcharon hacia Atapuerca, donde esperaban encontrarse con las tropas aragonesas, pero éstos eludieron la batalla retirándose. Tras recuperar Burgos, Urraca quiso aprovechar la presencia de los gallegos para recuperar el castillo de Berlanga, en Soria, que había sido ocupado por los musulmanes. Una vez más, bastó la presencia gallega para conseguir la rendición sin derramamiento de sangre. Tras las victorias, Traba y Gelmírez volvieron a Santiago en agosto de 1113 (5)

 VICTORIAS EN ATAPUERCA, BURGOS Y BERLANGA.

        Otro periodo de paz permitió a Pedro Fróilaz de Traba acompañar a la reina confirmando los documentos. Aparece, al menos, en junio de 1114, marzo y mayo de 1116… (5)

        Entre tanto, Alfonso Raimúndez iba creciendo y muchos, por razones políticas o por pura misoginia (6), estaban deseando que sustituyera a su madre en el reinado. El desencadenante en Galicia fue, en opinión de López Sangil, el pronunciamiento que hizo la reina Urraca a favor de los monjes del Monasterio de Carboeiro en el conflicto que mantenían con los canónigos de Santiago y su obispo por la heredad de Palacios del Rey en el verano de 1116. La decisión de la reina provocaría una revuelta en Santiago que se convirtió en un duro enfrentamiento entre los defensores de Urraca y los de su hijo Alfonso (7). Otros autores, sin embargo, apuntan al descontento de la burguesía de la ciudad de Santiago como motivo principal de las revueltas de los años 1116 y 1117 (8).

        El caso es que el príncipe y el Conde de Traba, que se encontraban protegiendo la frontera sur contra musulmanes, volvieron a Santiago en cuanto les llegaron las noticias de allí. Según la Historia Compostelana el pueblo los aclamaba y alababa cuando entraron, a principios de 1117 por la Puerta Fajera acompañados del obispo Gelmírez (5). Llegaron a la catedral y allí se proclamó la toma de posesión del reino de Galicia en ceremonia solemne (5).

       La respuesta de Urraca no se hizo esperar: se reunió con Rodrigo Vélaz y Munio Peláez. Con ellos formó un ejército que acampó en Melide. Cuando entraron en Santiago Gelmírez tuvo que refugiarse en la catedral pero el Conde de Traba y Alfonso evitaron un enfrentamiento en Santiago y lograron escapar. Esperaron a que Urraca saliera de Santiago y salieron tras ella hacia el castillo de Sobroso, donde se refugió. La reina consiguió burlar el cerco que mantenía su hijo y logró escapar a Santiago y de allí a León (5)

        Pese a la retirada de Urraca aun continuaron los conflictos entre ambos bandos unas semanas más (5). Finalmente, en mayo de 1117, los gallegos enviaron una legación a León compuesta por Fernando Pérez de Traba y Gutierre Bermúdez, hijo y yerno de Pedro Fróilaz (9). Por parte de Urraca se presentaron los obispos de León, Astorga, Oviedo, Mondoñedo, el prelado mozárabe de Granada y una limitada representación de la nobleza laica compuesta por Pedro González de Lara (valido y amante de la reina), Munio Peláez (Conde de Monterroso y yerno del conde de Traba) y Suero Bermúdez, por entonces Conde de Astorga (10).

Se llegó a un acuerdo, conocido como el Tratado del Tambre, en el que se acordó que:

        1º) Madre e hijo juran alianza que implica la defensa y amparo mutuo;

        2º) Alfonso Raimúndez es reconocido como único heredero de la reina;

       3º) Se procede a la partición del reino: Alfonso se encarga de Toledo y Extremadura con completa soberanía e independencia; del resto, será la reina Urraca hasta el día de su muerte.

        Este Tratado alejaba a Alfonso Raimúndez de Galicia al menos hasta la muerte de Urraca. La reina quiso hacer valer su poder en Galicia y, por ello, viajó a Santiago en junio de 1117 (11). Venía acompañada de Gelmírez, Fernando Pérez de Traba y Gutierre Bermúdez (12). Al llegar se encontraron con que los burgueses habían constituido una Hermandad y habían destituido a Gundesindo, hermano del obispo, acusado de haber sido demasiado duro y exigente al haber aplicado numerosas sentencias de muerte en su función de merino y murió acuchillado. La reina y el obispo fueron atacados salvajemente pero lograron huir con mucha dificultad (11). La nobleza gallega, entre los que estaba el Conde de Traba (12), acudió en su auxilio y forzó la rendición de los burgueses: la Hermandad se disolvió y sus componentes fueron expulsados de la ciudad y privados de sus heredades y beneficios; se renovó la fidelidad al obispo y el reconocimiento de la soberanía de la reina (11).

        En noviembre de 1117 se proclamó Alfonso Raimúndez rey en Toledo (desde entonces Alfonso VII). En la ceremonia solemne estuvo presente Pedro Fróilaz de Traba (12).

        Aunque suele aparecer Urraca en los documentos de los años siguientes que confirmaba el Conde de Traba, también aparece Alfonso VII en algunos de ellos, incluso junto a su madre. En ellos aparece Pedro Fróilaz como Comes in Sancto Iurgo (año 1117), Comes in Galecia (diciembre 1118), comes Gallecie (septiembre 1119), Comite Petro Froylaz orbem Galetiae imperante… pero el que más nos sorprende es el de agosto de 1120 en el que la Reina Urraca le cita como Maior inter eos Comes Dominus Petrus Froilat (13). Siguió apareciendo en los documentos hasta 1127 y debió fallecer en el año 1128 (13).
Sepulcro de Pedro Fróilaz de Traba en la Sala de Reliquias
de la Catedral de Santiago de Compostela.
Fotografía de Pablo Bermúdez de Castro y Blasco.
        Por su parte, el obispo Gelmírez se convirtió en arzobispo de Santiago al recibir el legado pontificio de los territorios que habían dependido de Mérida y Braga, que incluían Galicia y el condado de Portugal, gracias al papa Calixto II, que ordenó el doble traslado de las metrópolis eclesiásticas de Mérida y de Braga a Santiago en el año 1120. Ese mismo año la reina Urraca le confirmó, además, su pleno dominio jurisdiccional sobre todo el territorio comprendido entre los ríos Ulla y Tambre (14).

 

         En el año 1126 murió la reina y comenzó el reinado completo de Alfonso VII.
      Gelmírez aún tuvo que soportar una nueva revuelta burguesa (año 1136) en la que acabó apedreado pero concluyó con un acuerdo ventajoso (15). Falleció pocos años después.

 

Detalle del interior del Palacio Gelmírez en Santiago de Compostela.
Fotografía de Pablo Bermúdez de Castro y Blasco.
12 de octubre de 2017

 

Datos de:

 

1.- BARREIRO SOMOZA, José; Diego Gelmírez. Gran Enciclopedia Gallega. Silverio Cañada editor. Santiago. 1984. T. 15. Página 233. (En adelante se citará únicamente como BARREIRO SOMOZA).

 

2.- LÓPEZ SANGIL, José Luis: La nobleza altomedieval gallega. La familia Froilaz-Traba. Editorial Toxosoutos. La Coruña. 2002. Página 29. (En adelante se citará únicamente como LÓPEZ SANGIL).

 

3.- SÁNCHEZ DE MORA, Antonio: La nobleza castellana en plena Edad Media: el linaje de Lara. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla. 2003. Vol. I. Páginas 77 y 78. (Pincha aquí para verlo en PDF).

 

4.- Los documentos citados aparecen con fechas de 21 de abril, 1, 9, 14, 18, 27, 31 de mayo y 13 de junio de 1112. LÓPEZ SANGIL, páginas 31 y 32.

 

5.- LÓPEZ SANGIL, páginas 32-36.

 6.- Una de las fuentes que más han usado los autores que abordan la vida de la reina Urraca es, y ha sido, la Historia Compostelana, cuya elaboración se debe al obispo Gelmírez (por mandato de Diego II), por lo que ofrece una visión parcial y subjetiva. En dicho escrito se evidencia la clara enemistad que había entre el obispo y la reina a la que describe como “débil para gobernar en paz y justicia”, “ánimo mujeril”, “insaciable voracidad”…

        Algunos autores actuales continúan en esa línea calificando las declaraciones de la reina como “falsas de toda falsedad”. Véase GARCÍA-OSUNA Y RODRÍGUEZ, José Mª Manuel: El rey Alfonso VII “El Emperador” de León. Anuario Brigantino. Nº 35. Betanzos, 2012. (Pincha aquí para verlo en PDF). Página 102.

         Otros, en cambio, opinan que si Urraca no escapó de las malas lenguas fue por su condición femenina y su retrato es poco favorable y conforme a los patrones imagísticos/topoi a los que fueron sometidos retratos de muchas otras reinas y condesas. Véase DZIALAK, Anna: La reina desvelada – de la Historia Compostelana a La Reina Urraca de Ángeles de Irisarri. Uniwersytet Warszawski. ZNUV 2015; 39. Página 26.

 

7.- LÓPEZ SANGIL, página 35.

 

8.- BARREIRO SOMOZA, páginas 245-248.

 

9.- LÓPEZ SANGIL cita únicamente la delegación gallega: LÓPEZ SANGIL, página 36.

 

10.- BARREIRO SOMOZA cita ambas delegaciones, la gallega y la leonesa. BARREIRO SOMOZA, página 248.

 

11.- BARREIRO SOMOZA, páginas 248 y 249.

 

12.- LÓPEZ SANGIL, página 37.

 

13.- LÓPEZ SANGIL, páginas 38-41.

 

14.- BARREIRO SOMOZA, página 251.

 

15.- BARREIRO SOMOZA, páginas 232-255.